El concepto de desarrollo sostenible, comúnmente denominado sostenibilidad, se remonta a la década de 1970. Pero una definición precisa e internacionalmente reconocida del término fue expresada en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el Informe BrundtlandOur common future«):

El concepto de desarrollo sostenible fue elaborado por la Comisión Brundtland sobre la base de dos elementos fundamentales:

  • el medio ambiente como dimensión esencial del desarrollo económico
  • la responsabilidad intergeneracional en el uso de los recursos naturales

Con la adopción en 2001 en Gotemburgo (Suecia) de la Estrategia de la Unión Europea para un Desarrollo Sostenible, un plan a largo plazo de coordinación de políticas para un desarrollo sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental, se aportan medidas concretas que abordan todas las dimensiones del desarrollo:

  • La sostenibilidad económica se refiere a la capacidad de un sistema económico para producir ingresos y empleo de forma sostenible.
  • La sostenibilidad medioambiental se refiere a la protección del ecosistema y la renovación de los recursos naturales.
  • La sostenibilidad social es la capacidad de garantizar que las condiciones de bienestar humano se distribuyan equitativamente.

La digitalización está transformando las estructuras sociales, económicas y medioambientales mundiales a un ritmo más rápido que nunca en la historia de la humanidad. Este es un momento crucial para nuestro mundo. Podemos elegir entre aprovechar las tecnologías digitales para construir un futuro sostenible o permitir que la digitalización descontrolada acelere los factores de la Triple Crisis Planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.

Lograr la sostenibilidad global no es una conclusión inevitable de la digitalización. Aunque la digitalización puede facilitar la velocidad y la escala del cambio necesario para combatir la triple crisis mundial, también puede obstaculizar la marcha hacia la sostenibilidad en ausencia de una regulación adecuada y un entorno propicio.

El potencial de las tecnologías emergentes es enorme, pero debemos subrayar que la transformación digital no tiene que ver únicamente con la tecnología. También se trata de cómo la sociedad, incluidos los ciudadanos y los gobiernos, gestionan el cambio, incluyendo el reparto de beneficios y la mitigación de riesgos.

El reto es responder a esta pregunta fundamental: ¿Cuál es el propósito de la tecnología digital y hacia dónde nos lleva?

Es necesario reorientar la aplicación de las tecnologías digitales y adoptar medidas proactivas en su diseño, desarrollo, despliegue y regulación para acelerar el desarrollo sostenible desde el punto de vista ambiental y social, mitigando al mismo tiempo los riesgos y las consecuencias no deseadas.

Un objetivo general es garantizar la sostenibilidad digital a través de una mejor comprensión, colaboración, diseño de sistemas y reflexión sobre los impactos de las tecnologías digitales en el mundo.

Esto debe hacerse de dos maneras deliberadas:

  • Digitalización sostenible: la digitalización es inherentemente intensiva en energía y materiales. Además, la digitalización está alimentando el consumo insostenible, exacerbando la desigualdad dentro de las sociedades y entre ellas, y consolidando el poder de unos pocos sobre muchos. Es necesario trabajar por una digitalización socialmente responsable, ética y respetuosa con el medio ambiente.
  • Digitalización para la sostenibilidad: la digitalización será crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Hay que crear una innovación digital que permita, acelere y amplíe el desarrollo sostenible desde el punto de vista ambiental y social, una digitalización al servicio activo de la sostenibilidad.